Poder Obrero
La lucha de los trabajadores de Spicer
Paco Ignacio Taibo II
INTRODUCCIÓN
Cuando este folleto que tenía por misión ser un instrumento más en la lucha de Spicer se encontraba en imprenta, las autoridades del Trabajo impusieron una “solución a nuestro conflicto”. Nos encontrábamos en el 27 día de huelga de hambre y llevaba nuestro conflicto 119 días.
Cercados por la presión económica y el agotamiento físico, nos encontramos ante la disyuntiva de la represión o la retirada.
En la última semana, habíamos sostenido firmemente la toma de la Secretaría del Trabajo, nuestras mujeres e hijos se habían mantenido en el interior de ésta, haciendo manifestaciones los chavos, presionando incesantemente las mujeres.
Los compañeros de Mexicana hablan realizado una manifestación de apoyo en Atzcapotzalco, el Spaunam había vuelto a parar la Universidad, se habían celebrado dos mítines en el campamento, que habían culminado con marchas a la Secretaría del Trabajo. El segundo, coordinado por la Tendencia Democrática del Suterm, en el que habían asistido secciones de provincia.
En Chihuahua, la jornada de solidaridad con nuestra lucha, había sido un éxito: en los mítines habían participado secciones del Minero Metalúrgico que no se someten a la tutela de Napoleón.
En Europa, la televisión de algunos países había denunciado el “caso Spicer”.
Había sido una semana más de lucha continua y agotadora.
En esas condiciones, la Secretada del Trabajo nos puso ante el ultimátum: O aceptar las condiciones, o represión (claro, no fueron estas las palabras usadas, fueron más elegantes).
¿Qué se nos ofrecía?
A cambio de la desaparición de nuestro Sindicato Independiente en Spicer, reinstalaban a 485 compañeros, se les daba aproximadamente el 45%’ de salarios caídos, se les otorgaban 100 plantas a los eventuales, se les reintegraba a su turno y puesto. Se liquidaban con el 100% y el 100% de salarios caídos a 127 compañeros. Las plantas que dejaban libres también pasaban a nuestros compañeros que reingresaban Se retiraban las demandas penales que existían contra buena parte de nuestro comité y asesores.
No nos tentó el dinero. Pero cuando la asamblea general se preguntó: ¿ Podemos sumar más fuerzas independientes en esta lucha, suficientes para derrotar al bloque de la patronal, al Congreso del Trabajo y al Estado? ¿Podemos seguir resistiendo la huelga de hambre? ¿Podemos seguir a pesar del desgaste de la gran mayoría de la base?