Hoy desde muy temprano, recordé que es el día Internacional de la mujer, y por consiguiente vinieron a mi mente aquellos momentos de hace un año cuando nuestra compañero Lizbeth Balbuena, en estado de embarazo fue ofendida por nuestro jefe de formación técnica Carlos Ernesto Huerta López. Ese momento se queda para los recuerdos de SITRAD como uno de tantos episodios que nos ha tocado vivir por lograr lo que por derecho le corresponde a todo trabajador en México.
Hoy precisamente que vi a nuestra compañera pude ver su rostro tan distinto a aquella vez en que la vi llorar desesperada por haber sido humillada.
Este es tan solo un ejemplo de las muchas acciones emprendidas en nuestra contra por el solo hecho de organizarnos, pero este episodio invita a reflexionar por supuesto en cuan diferentes son los tiempos de hace apenas unos meses. Me di a la tarea de revisar esta página y pude revivir cada momento, pude sonreír a ratos y ponerme melancólico en otros, y no pude dejar de sentirme orgulloso de nuestro movimiento, de nuestra gente, de todos los que hemos aportado para que las cosas hayan llegado hasta este punto.
Hoy vemos más próximo el instante de ver cristalizados nuestros anhelos, hoy se siente raro charlar de otras cosas que no sea la preocupación de esperar un nuevo ataque, me siento extraño participar de la tertulia en los 30 y 20 minutos de receso entre mis compañeros, a los que he aprendido a valorar también como amigos y no solo como compañeros.
Hoy se siente tan diferente ver a nuestras compañeras embarazadas, que hasta se puede exhibir la invitación para el festejo de su ‘baby shower’ sin la tarea de tener que esconder su estado por miedo a ser despedida. Los que leen estas líneas saben que me refiero a nuestra compañera Liliana Gastélum quien hoy está empezando a disfrutar los logros de las batallas en las que ella también ha participado activamente.
No recibieron nuestras compañeras ningún reconocimiento de la parte oficial en este su día, pero sabemos que tendrán en cambio junto a todos nosotros la dicha de sentirse reconocidas por el resto de su vida como mujeres de lucha, trabajadoras, maestras, como simplemente mujeres, plasmado en un trabajo DE BASE.
Nunca hemos peleado por tener el aplauso, la labia, la carriola, la sobada de espalda, el beso hipócrita, ni el saludo falso, como sucedía hace poco. Lo único que peleamos es tener lo justo. Estoy seguro que con reconocimiento o no, la maestra conalep festejará siempre su día, dando lo mejor de si dentro de un aula.
Hoy a un año de aquel vergonzoso acto contra una mujer embarazada, deseamos a todas las mujeres de conalep, (también a usted lic. Norma) tengan siempre ese don invisible que las hace fuertes, inteligentes, hermosas.
Hoy a un año de aquel vergonzoso acto contra una mujer embarazada, extraño pisar recién trapeado el piso de cerámica donde antes tuviera la leyenda ‘Punto de reunión’, me parece sordo el muro de enfrente que antes guardara un letrero que decía ‘sala de maestros’. Me parece en resumen tan triste y tan feliz la escuela sin aquella mujer guera que solía deambular por los pasillos y que todos llamamos ‘la señora urías’.
Pero también es emocionante esperar la fecha elegida en que habrán de signarse nuestros anhelos y los frutos de todo nuestro esfuerzo, a un año de aquel vergonzoso acto.