Ciudad de Mexico, 30 de marzo de 2013
Me da mucho gusto estar con ustedes compartiendo estas reflexiones porque estoy seguro que habrá de reflejarse en una reacción organizada y unida de todos los trabajadores.
Organización y Unidad: esa ha sido y será la mejor arma para enfrentar la opresión de quienes usan el autoritarismo, el abuso, la violencia para mantenernos divididos , débiles, y por tanto sometidos.
La embestida contra los trabajadores es una ola maldita que ahora más que nunca se intensifica sobre nuestro país, nos toca vivir a esta generación el producto de un plan malsano tramado desde hace años y materializado hoy. Un azote en donde el descrédito de los sindicatos, el enjuiciamiento a quienes se manifiestan, el envilecimiento de la personalidad de un trabajador, y, la ausencia de una conciencia de clase en éstos, han sido el ecosistema perfecto para traernos sus reformas y pactos que legalizan el abuso y la injusticia.
Soy trabajador de un estado en dónde la gloria del primer estallamiento de huelga en 1905 es sólo una frase que encontramos en los libros. Soy un trabajador de una institución educativa y por tanto vapuleado por el escándalo que provoca el encarcelamiento de líderes corrompidos por ellos mismos para luego revertir su furia falsa contra los trabajadores.
Provengo de un estado en dónde los sindicatos han desvirtuado su esencia y sus líderes lucen flamantes fotografías de sus patrones en donde debe estar la de un trabajador con su familia.
Trabajo en un estado en dónde los líderes sindicales despachan desde una oficina de gobierno o peor aún, son gobierno.
Vengo de un estado en dónde nuestra clase trabajadora se escandaliza con la palabra huelga y sus míseras mejoras las agradecen a sus patrones ser tan benevolentes.
En mi estado he visto poco a poco ceder la seguridad en el empleo para pasar a los contratos que lo único que garantizan es incertidumbre y zozobra a los hogares.
Pero pertenezco a un sindicato rebelde y consciente de que sus logros se medirán por lo fuerte que seas sus luchas, que entiende que si permanecemos unidos podemos desafiar y atrevernos, podemos soñar y podemos vencer.
Cada año en nuestra corta vida como sindicato nos han dicho que las finanzas son malas y que no hay nada para los trabajadores, y escuchamos fuerte el reto: «Y hazle como quieras». Cada año creemos en nuestra fuerza y siempre cada vez llevamos a nuestra familia la noticia de que la huelga terminó y que todo salió bien.
Pero no olvidamos nunca el apoyo recibido de todos ustedes desde cada rincón del país, cada vez para triunfar tenemos que hacernos presentes en todas las formas para mantener la lucha activa, pues no obstante nuestro esfuerzo, el gobierno, lo mismo que una cucaracha se hace resistente a su depredador, cada vez nos tiene nuevas formas de combate y más ahora que tiene a todo un sistema en que apoyarse, más ahora que pacta en contra nuestra, más ahora que los trabajadores somos los próximos de su lista y muchos creen que es lo justo.
Somos 120 trabajadores que hemos puesto al gobierno en jaque, pero también nos hemos convertido en 120 rebeldes que es necesario meter al redil donde están los otros miles.
Somos 120 que tememos en cada lucha, pero en cada una nos confirmamos la convicción de seguir adelante. 120 que hoy pedimos su apoyo para la lucha que viene, pues el patrón sabe que el punto a atacar es la unidad y firmeza de los compañeros.
Se, que nada de lo que yo he dicho es nuevo para ustedes, porque es como si todos viviéramos en Nayarit, y que al hablar de lo que nos sucede hablo de todos ustedes también, se también que pertenecen a los rebeldes como los 120 de dónde vengo. Ahora lo que falta es mantenernos unidos y organizados.
Lo que sigue es instruirnos, sensibilizarnos, aprender de todos, y actuar como uno. Si lo hacemos, no habrá pacto ni ley que pueda doblegarnos. Pero si no lo hacemos, pensemos qué cuentas les daremos a nuestros hijos cuando los hayamos regresado a la esclavitud.
Compañeros!
México atraviesa una dura y penosa crisis que amenaza con acabar con nuestros derechos como trabajadores y aún como seres humanos, si continuamos en el flujo del conformismo ellos también continuarán con su plan hasta llegar a la humillación.
Es por ello que debemos aprovechar este extraordinario foro como punto de partida para reaccionar, para planear, para actuar. Estoy convencido que la aportación y experiencia de todos nos hará definir acciones tanto de defensa como de fortalecimiento de nuestras organizaciones, pues no podemos dar ninguna lucha si no consolidamos ni preparamos a nuestros compañeros.
Y como decía Antonio Gramsci:
Instrúyanse, porque necesitaremos toda nuestra inteligencia.
Conmuévanse, porque necesitáremos todo nuestro entusiasmo.
Organícense porque necesitáremos de toda nuestra fuerza.
Que vivan los trabajadores!
Que vivan los sindicatos!
Que viva el SME!
Que viva el SME!