A propósito de la lucha que nuestros compañeros de Quintana Roo inician, quiero manifestar mi beneplácito y por supuesto todos mis mejores deseos porque pronto puedan estar gozando de lo que por tanto tiempo les han robado en cuanto a derechos laborales se refiere. Muy posiblemente habrán de enfrentar muchos obstáculos, pero con paciencia y sobre todo unidos todo puede lograrse. Muy posiblemente la vida les tiene preparada a otra urías, otro Huerta, otra Marcela a quien habrán de doblegar por la fuerza de la razón y la justicia. Nosotros sabemos de esto y ahora a un año y cacho puedo decir que con nada cambio esta lucha nuestra. Con nada puedo comparar el sabor del triunfo granjeado. SITRAD me ha dado todo, he encontrado entre su gente el calor y el abrigo de quien comparte los mismos anhelos, he encontrado ahí en su corazón las palabras de aliento que solo pueden venir de quien ha sido igual de vapuleado y humillado, entre su gente existe ese algo inexplicable pero que entiendes con ver el pelo encanecido de quien ha encontrado en conalep su forma de vida, al ver los ojillos rodeados de arrugas que fueron formadas año con año entre las aulas de conalep. Y así se han ido formando algunas arrugas mías, hoy ya no llego tan aprisa a trabajar pues mis piernas ya no responden como antes, pesa subir las escaleras que antes subía lleno de energía entre la muchachada que rodeaba los barandales mientras terminaban los recesos. Tal vez mi cuerpo envejeció mas pronto de lo normal en aquellos años grises en que daba lo mismo el lunes que el viernes. Cuando la única ilusión era el inicio del semestre y te entregaban la carga horaria pues de ahí dependía tu familia en seis meses y después…. Y después Dios dirá, «o Huerta», me decía para mis adentros. Yo soy de aquellos tiempos en que no sabía a nada mirar a tu compañero nuevo cargado de ilusión con el programa bajo el brazo porque había ingresado a la prestigiada escuela conalep, así llegué yo, así me sentía yo. Y poco a poco me convertí en el mismo profe domesticado que todos, ahora mirar al nuevo era solo mirarlo y en los recesos las pláticas siempre eran sobre cualquier cosa menos sobre tu porvenir, tu familia. Y era muy triste que cuando llegaban a tu mente esos pensamientos solo te atrevías a voltear tímidamente hacia las oficinas de OPD o Servicios escolares o formación técnica donde trabajaban los poderosos, los que daban el contrato, los que podías encontrarte en una clínica del ISSSTE o a quien a veces no veías por mucho tiempo y luego te enterabas de que estaba incapacitada por maternidad. A ti, solo te quedaba el gusto de verlos pasar de una oficina a otra, tu no eras trabajador al fin y al cabo. Eras… ‘PRESTADOR’. Y por ser un triste prestador tenías que acudir sumiso a todo lo que se convocara, tenías que regalar todo un día de tu fin de semana y quitárselo a tus hijos. Tenías que callarte lo que se te agolpaba a veces en la garganta. ¿A quien no se le movieron los labios alguna vez en el audiovisual para gritar las injusticias, pero terminaron en el intento? A mi, muchas!! Pero éramos mas de cien voces mudas, estábamos unidos pero en silencio. Hoy me doy cuenta, SITRAD siempre ha existido, nació desde que hubo el primer reclamo colectivo, solo que estaba callado. Desde siempre ha existido la fiereza y la fuerza, solo necesitábamos romper el silencio. Y cuando por fin pudimos unir nuestras voces, los poderosos callaron. Y tuvieron que transcurrir varios meses para animarnos a gritar una palabra que nos había hecho soñar despiertos en todas partes y cada momento, y cuando por fin lo hicimos se enchinó la piel, lo hicimos una vez y las calles de Tepic se estremecieron, y después nadie pudo pararnos, gritamos esa palabra todas la veces que quisimos, lo hicimos para despertar las conciencias de los oprimidos y los opresores. A mi aun me sabe a gloria repetirme a mi mismo BASIFICACION.
¿Que puede comprar tus días de insomnio? ¿Quién podría cambiarte los sueños convertidos realidad? Jamás podrás olvidar tus pasos cargados de cansancio pero tu mente viva a la ilusión. Cuantas noches de tranquilidad perdidas y días de zozobra. Cuanto me has quitado SITRAD! Cuanto me debes! Me has convertido en un revolucionario y un salvaje. No se si mi gente ha enseñado el cobre o ha enseñado el oro, lo cierto es que jamás regresaria a ser aquel ‘profe sumiso y callado’ en medio de la injusticia. Mi puño se ha levantado y soportará así todos los vientos y todas las tormentas, mi puño es invencible a los abusos porque mi puño son centenares de puños juntos, mi puño se llama SITRAD.
No se a quien debo llamar loco si a mi por pensar que tendré algo nuevo o a los otros por mantener robado algo que fue siempre mío.
Me siento raro incluso hablando en pasado, eso fue apenas hace unos días, y si tengo un reclamo para SITRAD fue no haberme permitido poner en la cima de la montaña una bandera… una rojinegra. Sin embargo se la paso, pues estoy seguro que no será esta la unica montaña, despúes ya veremos, las banderas están preparadas, usarlas será cuestión de la situación.
Y hoy es momento de dejar llenar de arrugas nuevas mi cuerpo, arrugas que serán distintas, unas nacidas de la ansiedad, la preocupación y la injusticia y las otras de la tranquilidad que da ver a tus hijos crecer.
Después será momento de escuchar de nuevo la voz de SITRAD inundando las calles de Tepic, forjando con sus gritos nuevas arrugas en los rostros de quienes en paz habrán de ver también a sus hijos crecer.